escucho los ladridos, distintamentepero nada sé de ese perro que ardeni del dibujo de su huella por la tierra abrasada.
Reconozco a los que lo han miradofrente a frente. Escucho sus historias.He pasado varias veces la manoante sus ojos blancos desde entoncesy he sentido una llama calentarme los dedos.
Pero yo solo escucho los ladridos.Incluso cuando salen de mi boca.
Nada sé de poesía.
...
Epílogo
desde entonces, el día en que descubríel secreto de los vasos canopesy fui vaso canope para ti,y carne de gata disparada contra mujerescon las que tú duermes y yo sueño(amor, me confieso una rabiade XIX dinastía. He mascado pelosyo que fui flor de loto), dirás,mucho ha llovido desde entonces,pájaro de tormenta.Y sin embargo no hay cobijo interior,estoy mojada todavíade aquel tiempo de furia extraordinaria,de amor imperdonable,bajo la lluvia equivocada.
Vanesa Pérez-SauquilloHiperión, 2006
Bajo la lluvia equivocada
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