4 de marzo de 2010

a la poesía se la quiere o no se la quiere

el festival de la palabra me está llenando la cabeza de imágenes. intento dormir pero no paran de revolotear en mi cabeza las fotografías mentales tomadas al vuelo de las palabras de los poetas y poetisas. también de las obras de mis arañazos signos, compañeros.
reflexiono sobre cómo cambia el tono de voz -y hasta el acento- cuando de recitar se trata (¿será necesario vestirse la voz, arreglarse el pelo para recibir a la poesía? ¿también nos cambiará la cara al público en ese ir y venir?)
cierro los ojos y me vienen las paradas de una línea de metro que no he pisado en parís, la propiedad de un cuerpo dormido, las piezas rotas por dentro, las camisas blancas para recibir a la muerte, los sastres de las mariposas, el movimiento de alzar hacia la luz los botes de mermelada en un supermercado, las orgías y alicia, las piernas morenas dando pedales en inglés, la brisa de líquen y estaño.
he aprendido lo que es un speed dating y qué tan tímida puedo llegar a ser con lo que escribo, aún cuando recibo los versos de otrxs tan intensamente como para que sólo con éstos quede llena mi cabeza. (cuando digo "sólo", lo juro, no es una hipérbole, ya quisiera, intento decir " desordenadamente en exclusiva invadiendo a borbotones el flujo mental sin dejar hueco a ningún otro pensamiento más o menos funcional que verse siquiera sobre qué hacerme de cenar").

y esa es una experiencia repreciosísima.
gracias por las jornadas.

hace falta más poesía, tenga la poética que tenga. a la poesía o se la quiere o no se la quiere. y yo la quiero. me venía haciendo falta, y yo sin darme cuenta de que era eso.

2 comentarios:

  1. es la manera más barata y bonita de viajar, bendita empatía!

    qué envidia sana me dais...un beso muy fuerte, artistas!

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  2. Bonitos días. Gracias por todo :-)

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