29 de mayo de 2014

¡Adiós, La Curva! ¡Hasta pronto!



Como son inútiles los ejercicios de nostalgia, celebrremos celebérrimamente lo bien que nos lo hemos pasado los Arañados Signos exponiendo en La Curva -además de en otros muchos sitios-, y llenando todos sus huecos posibles con nuestras obras en torno a poemas de los que siempre dejamos constancia en las cartelas, que siempre falta alguna, maldita sea.







Vane, David, Bulgarcit, Sociedad de Diletantes...



(la jaula con huevo roto y poema arrugado, que colgó Tejo con mucho tino en el espejo)



¡Yujuuuuu, Adriana!, ¡qué yuyu te dió esta obra que te hizo David!




(Aquí un auténtico Pepe Pin perfectamente acoplado a la repisa del espejo)



y de todos los espacios de La Curva, el más fantástico es el espejo, paa colgar ante él obras que se balancean o no, y se replican y requterreflejan en los espejos de enfrente tras la barra, y así nunca se sabe dónde está flotando la obra, salvo cuando Pepe Pin la echa un vistazo, que él lo tiene muy claro.

(la obra que mira Pepe es de los siameses Hipónimo and Hiperónimo)





Pero también este testero de la pared del fondo junto a la puerta que se abre al patio, donde una vez colgó una foto de Hipónimo con las vistas de un retrete, y aquí está acompañado por La familia bien, gracias




Y por qué no este otro, según se entra en La Curva a la derecha, donde Daniel tanto se prodigó -La Pared de Daniel-, que ayer anduvo por allí haciendo tan tranquilo un retrato a la acuarela de toda la Curva, mientras a su alrededor se agitaban las masas y rugía el micrrroooo.







y este otro rinconcito tan acogedor, donde desde hace tiempo está la pecere con el pez gordo persiguiendo a todos los demás, aquí con una obra de Bulgarcita. Lugar también utilizado para almacenar las numerosas obras que dejábamos en La Curva provinientes de todas las exposiciones, y que Angel nos guardaba sin cobrarnos el servicio de taquilla.



O la vista de la pared del piano desde el banco tras la columna y su dintel, ayayayayyyyy cuando pusimos allí en el dintel una obra y se cayó - luego aprendimos muchíiiiiiisiiiiimo del cuelgue y aún más de los mapas de clavos del Cafetín-







¡Ah!, y la pared del piano que no sonaba, cuándo encanto en ella y en la del fondo también. Y qué guapo poner obras sobre el piano (y que nadie las destrozara poniendo encima un abrigo: cuántos milagros!)







Y hasta en el rincón del perchero plantó Ginés una obra aquella vez que dijo que iba con sus precios a romper el mercado -y lo hizo, qué caramba!-









O el espacio de Rosa Guerro performando una obra en toda la Curva, y este el cartel que lo anunció




Y aunque La Curva, nuestra oficina y guarida y almacen, y nuestro lugar para celebrar comidas de trabajo y para encontrarnos y perdenos, y tantas otras cosas más, el lugar de Angel, amigo y arañado signo también,  y todas éstas son algunas de sus obras, 































aunque La Curva cierra, NOSOTROS NO CERRAMOS Y SEGUIMOS que ya tenemos al menos una exposición para este año, y de lo más interesting, de lo que os informaremos con la impuntualidad que nos caracteriza.

¡HASTA PRONTO! 

Y TRES HURRAS PARA LA CURVA


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