30 de enero de 2010

de cómo conocí a roger wolfe o las dos primaveras

PRIMERA PRIMAVERA arde babilonia apareció un día tras el mostrador de la tienda donde compartía turnos con mara laporte, mi amiga y gran poetisa argentina. no recuerdo qué fue exactamente lo que mara puso en la nota que lo acompañaba, pero sí recuerdo de forma nítida leermelo del tirón al salir del curro en el campo del príncipe, sin sentir el hambre del mediodía o la adicción a la nicotina. pasé semanas buscando cara por el realejo a la vieja que le enseñaba el chocho a la gente o pensando que la vida es como cenar en un restaurante, donde el plato del de al lado te parece más apetitoso que el que acabas de pedir. maravillada. estuve maravillada durante semanas, recuperando la fe en la más directa poesía. canalla y elegante. todo un dandy. tirando a matar, éste wolfe. con posibilidades merecidas de chulería, el cabrón. lo imaginé como a bukowski, con un puntito a lo camus pero empaquetado -en una carcasa, según define él su cuerpo- a lo ray loriga. o mejor aún, de bogart.




SEGUNDA PRIMAVERA toda esta poesía que nunca cabe en un poema apareció como archivo adjunto en un correo de la mano de mi entonces recién conocido toño o lobo afgano. debo reconocerlo, no tuve ninguna intención de descargarlo ni escucharlo ahí en el ciber. tal vez por intuición, semanas después, me regaló el disco completo. diego vasallo. sencilla melodía para la poética de la vida. para la gran metáfora que vino a rescatar los poemarios de los atriles. la poesía de los bolos del elefante rosa, de los días que caminas ladillada por la calle y esa visión poética de la existencia angela lo desangelado (¿qué nos queda -sino- en busca de la felicidad?). la poesía de una madre que grita en un balcón (con delantal de lunares, of course) llamando a sus hijos a la cena (es fritanga y los menores andan traficando en el parque). la poesía de una mancha de aceite en un acera (que reflecta la luz en mil colores). o de la ancina que se arregla el maquillaje en un espejo. o de la sonrisa de mi abuela, quien murió ciega.


la poesía de los labios de mi abuela.

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